domingo, 3 de julio de 2016

Sierra Nevada. Refugio Postero Alto, Picón de Jérez, Puntal de las Juntillas, Cerro Pelado

El fin de semana pasado, con  muy malas compañías, a saber, Fracho Ramón, Roque el "Litri",  otro Roque, el "González",  Dª Juanita, y un servidor nos fuimos para Granada, en concreto  a Sierra Nevada. El sábado fue de aproximación,  o  sea pezoneando de aquí para allá y gastronómico.   Nos culturizamos en Orce, con nuestros ancestros, hasta  que al de siempre  le dio un venazo y dijo que teníamos prisa y nos fuimos sin ver un documental sobre el tema.  En ese momento, nuestra mayor preocupación fue ver donde comíamos, y después de varias vueltas, lo hicimos en Jérez del Marquesado, en el Pichicha, un bar situado en el Polideportivo del Pueblo, sin  exquisiteces absurdas y  con comida recia.  Luego continuamos nuestra fatigosa aproximación al Refugio del Postero Alto, situado a unos 1.800 y pico metros sobre el nivel del mar, al que llegamos con los coches.   La tarde, la pasamos en ese marco impresionante, sentados en la terraza  distraídos con el ir y venir de un carbonero, que tenía el nido en uno de los huecos de la pared del refugio, hecha con losas de pizarra. 

La cena prevista para las 20,30 horas se demoró un poco, y otra vez el ansioso, sin esperar a la cena, se fue a dormir sin cenar.  Los demás no desaprovechamos la ocasión, y regada con una botella de vino de garnacha tintorera  que nos llevamos, cenamos estupendamente.

Como queríamos madrugar, a las dos chicas encargadas del refugio (en mi pueblo dirían guarda caseras) les dijimos que si nos podían dejar el desayuno para las 6  h, en el comedor, y amablemente, nos lo dieron para llevarnoslo a la habitación.   

Esa noche, nos confirmó Santi, que llegaría a las 12 h. para unirse a la banda.

A las 5,30 h. arriba, y empezaron los reproches sobre mis ronquidos,  en la habitación  donde dormimos todos, y yo les contesté lo de siempre, que yo  no los había oído.  Fue en ese momento cuando me empecé a poner de mala leche, viendo  ya cerca la paliza que me esperaba.  

Nada más salir, del refugio, marcando el ritmo el "González" empecé a hacer la goma, pues yo aplico la máxima que "correr es de cobarde y malos toreros".  Ya,  cuando dejamos la pista forestal y nos fuimos hacía el barranco  situado a la derecha, y hacer la ascensión por el lado izquierdo del arroyo, conociéndome los que iban delante, me mandaron a Santí, para que no me quedará solo, y tengo que reconocer que fue providencial, pues con su presencia y charla me fui serenando y cogiendo un ritmo aceptable para afrontar la interminable y costosa subida.   Las fotografías, como veréis aquellos que aguanten esta soflama, son pocas y malas, pero es que bastante tenía yo como seguir a los de adelante, que no me dejaban coger resuello.   Superado el lugar  de nacimiento del arroyo, el desnivel se hizo más duro, y en las Piedras  de los Ladrones, almorzó un grupo, y Fracho  y yo unos 80 metros más abajo, ya a 2.900 metros y pico desnivel.   Reanudamos la marcha,  y a las 10,30 h. llegamos al Picón de Jérez,  y desde allí, cresteando al Puntal de las Juntillas, y al Cerro Pelado.  En toda la subida fuimos amablemente acompañados de un viento de cara,  y en  la cresta, lateral, que fastidió todo lo que pudo y más.  Nada que pueda decir sobre lo maravilloso del lugar y del entorno natural que lo rodea.   En la subida tardamos cinco horas, y la bajada la hicimos por otro lugar, por unos inmensos escalones desde los que teníamos siempre a vista el refugio, al que llegamos  a las 14,30 h.

Mención especial tengo que hacer de Dª Juanita,  jubilada, sus  labores,  que en todo momento detrás de su "Roque", el González, tuve que perseguir de lejos pues no tenía manera de  alcanzarlos.

En definitiva, un  muy mal fin de semana, del que no escarmiento, pues ya se están haciendo planes para ir al Veleta y al Mulhacén.

Os dejó dos enlaces, uno con las fotografías que puede hacer, y otro con el track del andandillo por si alguno pica.




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