Bueno, llegó el día de andar, y andar de verdad. Con el "bueno" de Fracho Ramón partimos del refugio de Linza alrededor de las 7,30 de la mañana. Al salir, se empieza una constante ascensión por prados ganaderos hasta llegar al collado de Linza. Empieza una zona de bajadas y subidas, en las que nos confundimos de itinerario y llegamos al collado de Esqueste. En mi caso, hubo un momento de desánimo al ver lo lejos que aun estaba la cima, y tuve tentaciones de volverme. Sin embargo, seguimos, acompañados de un chico de León, y nos dirigimos hacía la cima, primero bajando algo y subiendo de nuevo para reintegrarnos en la ruta habitual, hasta llegar a un nuevo collado, girando a la izquierda por la cresta hasta llegar a la cima. En esta, hay un pequeño castillo metálico, a mi juicio un poco ridículo, y una imagen del patrón de Navarra, San Francisco Javier, con el pañuelo navarro al cuello. Por cierto, se llama la Mesa de los Tres Reyes porque en ese punto confluyen los antiguos reinos de Navarra, Aragón y Francia. La bajada por la ruta programada algo más cómoda que la utilizada para la subida, pero que de todas formas, en mi caso, se me hizo eterna y pesada. Tardamos en total unas 9,30 minutos, todo el día con un sol de justicia, que nos machacó.
Me viene a la cabeza uno de mis primeros viajes a los Pirineos, a esta zona, encabezada por Antonio Carrión. Aquella vez se vino mi hijo Juan Diego, muy pequeño, y el día que toco esta cima, en la primera parte nos quedamos allí, mi hijo y mi hermano Diego, y pasamos un espléndido día acostados debajo de los árboles esperando que bajaran el resto del grupo para regresar a Hecho. Aquel día, además de los citados, iban unos magníficos compañeros, Blas Bernal, Ginés Toral, Marisol, Eustaquio, Mariano y José Javier. Aquel día me dije para mí que tendría que volver y subir y ya lo he hecho.
Y para el último día quedó la visita al ibón de Estanés. Decir que es una de la rutas más impresionante que he hecho por los Pirineos, y que las fotografías no recogen la magnífica realidad de la misma. La salida desde el refugio de Lizara, subiendo la interminable senda hasta llegar a la Fuente de la sartén, donde nos encontramos con un impresionante circo glaciar. Continuamos con la ascensión y pasamos a otro circo glaciar que continua por el majestuoso valle de los Sarrios. Al terminar este, otra bajada y otra subida para ver desde arriba el ibón de Estanés. Casí toda la ruta discurre junto a torrentes alimentados por neveros, y dado el buen año de lluvias abundantes que hemos tenido, con un buen caudal. Adiós Pirineos, hasta la próxima visita.
